23 de abril de 2009

Los yuyos quieren salvar al hombre, pero no pueden solos



A nivel evolutivo, las plantas tienen la desventaja de que no pueden desplazarse. Cuando el ambiente se vuelve hostil (por ejemplo, se contamina), ellas no pueden mudarse en busca de otro lugar mejor. Sin embargo, encontraron una solución química a este problema. El mundo vegetal es una usina de compuestos químicos. Buena parte de la farmacología extrae compuestos de plantas o imita lo que hacen ellas.
No es raro entonces que en las sierras cordobesas, con una biodiversidad de yuyos importante, se encuentren nuevas propiedades terapéuticas en las hierbas. La peperina, el yuyo cordobés más famoso (¿tanto como la mona Jiménez?) tiene propiedades antialérgicas, según un estudio de la Universidad de Río Cuarto. Como se lee en esta nota, los primeros ensayos se realizaron in vitro, con sangre de personas alérgicas y de personas sanas para control. El paso siguiente es ensayar con ratones.
Otro yuyo que promete es la jarilla. Investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba descubrieron que tiene propiedades antioxidantes y que podría usarse para tratar los efectos cancerígenos provocados por el hidroarsenicismo crónico regional endémico (Hacre). El Hacre afecta a cuatro millones de argentinos que toman agua contaminada con arsénico. Los estudios también son in vitro. Más detalles en esta nota.
Otro grupo de la Universidad Católica de Córdoba, junto con el Centro de Investigaciones Entomológicas de Córdoba, estudió las propiedades del paraíso (obvio: no es un yuyo serrano) como pesticida para el mosquito del dengue. Los resultados preliminares son buenos, según este artículo.

Los peros de siempre. Pero siempre hay un pero. La mayoría de estos trabajos se quedan en los ensayos de laboratorios. En Argentina, la transferencia a la industria es difícil por varios motivos: científicos e industriales están desconectados y desinformados, los empresarios prefieren no arriesgar su dinero en innovaciones, los científicos prefieren no investigar temas que no suman puntos en su currículum, el Conicet no tiene en cuenta investigaciones que no impliquen la publicación de paper en revistas científicas de nivel, la Anmat y otros organismos de control no autorizan tan fácilmente nuevos productos argentinos como sí los hacen con aquellos que ya vienen avalados por organismos de EE.UU. Destrabar todos estos peros es un paso importante para que Argentina pase de tener buena investigación a tener un buen sistema científico, más útil para el país.

Pero, ojo con los yuyos. Hay mucha tradición de utilizar los yuyos para tratar diferentes afecciones. Sin embargo, esto puede ser tóxico, en especial en niños. En esta nota, se pueden leer los casos más frecuentes de intoxicaciones con hierbas medicinales en el Hospital de Niños de Córdoba.

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