1 de abril de 2008

Soja que me hiciste mal y sin embargo II

En esta entrada anterior hablé de qué es la soja transgénica, el actual objeto del deseo del campo y el gobierno. Pero no se puede hablar de este transporoto sin mencionar al glifosato.
La primera versión comercial de glifosato se llama Round Up y fue fabricado por la empresa Monsanto, la misma que patentó la primera soja transgénica. El glifosato es una herbicida total y no selectivo (mata pastos anuales y perennes, hierbas de hoja ancha y especies leñosas). No es una sustancia de última generación: fue creada en los años 60. Actúa inhibiendo la encima 5-enolpiruvil-shiquimato-3-fosfato sintetasa (EPSPS) promotora de aminoácidos vitales en las plantas. La soja transgénica tiene una versión diferente de esta enzima producto de la inserción por ingeniería genética de un gen de una bacteria, que promueve la producción de una versión resistente de esta enzima.
Según el informe de la Agencia De Protección Ambiental de EE.UU. (EPA), este herbicida tiene una toxicidad baja por contacto oral y por piel y alto vía ocular. En contacto crónico demostró problemas pancreáticos y sanguíneos en ratas. No es cancerígeno y no causa mutaciones. A nivel ambiental, EPA señala que es levemente tóxico para aves, prácticamente no tóxico para peces y abejas. En resumen, parece que fuera agua mineral.
Pero (siempre hay un pero), en su forma comercial el glifosato viene acompañado de otras sustancias que serían más tóxicas. Esto, sumado a varias denuncias de falsificación de información, pone en duda el informe de la EPA. En este trabajo, Jorge Kaczewer, médico de la UBA habla de estos temas y enumera estudios toxicológicos de instituciones científicas independientes que contradicen el carácter benigno del glifosato. Revelaron efectos adversos por toxicidad subaguda (lesiones en glándulas salivales), toxicidad crónica (inflamación gástrica), daños genéticos (en células sanguíneas humanas), trastornos reproductivos (recuento espermático disminuido en ratas; aumento de la frecuencia de anomalías espermáticas en conejos), y carcinogénesis (aumento de la frecuencia de tumores hepáticos en ratas macho y de cáncer tiroideo en hembras).
El glifosato se emplea para eliminar los cultivos ilegales de coca en Colombia, como señaló ayer nuestra presidenta. Sobre ello dos datos: un reciente estudio de una universidad colombiana indicó que el glifosato produce efectos neurológicos y respiratorios y la muerte de peces. A su vez, ayer Ecuador demandó a Colombia ante la Corte de la Haya porque pretende la suspensión definitiva de las fumigaciones aéreas que realiza en la frontera común.
Además, científicos argentinos encontraron que el glifosato produce modificaciones en la flora de lagos y lagunas.
En Córdoba, los vecinos del barrio Ituzaingó Anexo denuncian prácticas ilegales de fumigación en el perímetro de la zona. Esta prohibido fumigar en el ejido municipal y ya hubo denuncias penales del municipio. Este sector de la ciudad presenta una alta proporción de vecinos de enfermedades autoinmunes, tumores y cáncer producto de un coctel de contaminantes como el PCB, cromo, arsénico, endosulfán, entre otros, a los que ahora se le sumaría el glifosato. La OPS calificó a Ituzaingó Anexo como sitio contaminado.

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