21 de noviembre de 2007

La arqueología antes y después de Rex González


Nació en Pergamino, pero Alberto Rex González estudió Medicina en la Universidad Nacional de Córdoba y vivió un tiempo en Río Cuarto donde mañana le darán el título de Doctor Honoris Causa. Hasta allí las pocas raíces que echó este arqueólogo de 89 años en Córdoba. El resto de su vida fue la de un aventurero de viajes por miles de libros y regiones inhóspitas del mundo.

Rex González fue el introductor de la técnica del Carbono 14 para datar los restos fósiles en América latina, en 1951. Lo realizó en el cerro Inti Huasi, San Luis. Con ello demostró que el material tenían 8 mil años de antigüedad y que no eran contemporáneos a la conquista como se suponía (un golpe al eurocentrismo y yanquicentrismo).
Los períodos de la arquelogía argentina se dividen en antes y después de Ameghino y antes y después de Rex González. “Todos los fragmentos de mi vida están relacionados con la arqueología, que me hizo vivir un mundo de asombro”, dice en esta entrevista.
En China indagó la relación de las culturas de esas tierras con las americanas: “Hubo un contacto entre culturas o la mente humana es igual”, dice. También estuvo paseando por el Nilo y por todos los rincones del Noroeste Argentino.
Otro hecho que lo une a Córdoba fue cuando realizó su primera recolección arqueológica. Con su amigo Carlos Mones trabajaron en Villa de Soto. Debido a que el agua de las represas del lugar estaban contaminadas, su amigo se enfermó de tifus. En Cruz del Eje lo atendió el doctor Arturo Illia, pero Mones murió. Aquí hay una crítica de su libro de memorias imperdible e inhallable en las librerías, llamado Tiestos dispersos.
En la foto de arriba se observa el disco de Lafone Quevedo una de las piezas más importantes de la arqueología argentina. Pertenece a la Cultura de La Aguada, en Catamarca que Rex González estudió por 60 años. Se exhibe en el Museo de La Plata.

1 comentarios:

Esteban Casadey dijo...

Me parece acertado el homenaje a Rex González, pero me parece bueno acotar que en sus últimos tiempos le costó muchísimo evolucionar con su ciencia y tomar conciencia de las nuevas exigencias de la arqueología.