22 de junio de 2009

Modelos (científicos) y la beca Guggeheim

Guillermo Albanesi y Mario Guido son investigadores de la Universidad Nacional de Córdoba. Ganaron la beca Guggeheim en Ciencias Naturales este año. Además, tienen en común que el fin de su investigación, lo que quieren “descubrir” lo realizan de forma indirecta. El medio para llegar a ese fin son modelos.
El modelaje (no el que hacen “Pampita” o Iván de Pineda) es un instrumento imprescindible en la ciencia. Un modelo es una simplificación ideal de algo real que facilita su estudio y medición. Muchas veces la realidad que el investigador quiere estudiar no le es accesible por diversos motivos: éticos, temporales, complejidad, etc. Los modelos son una forma indirecta de estudiar esa realidad. Luego, el modelo debe ser validado con la realidad. Los casos de modelos de los científicos cordobeses premiados son bien distintos. Veamos como desfilan:
Guillermo Albanesi es geólogo. Le interesa estudiar cómo era el clima hace más de 400 millones de años (período Ordovícico) y su vínculo con la deriva de los continentes (el movimiento de las placas que forman la corteza terrestre). Guillermo tiene un grave problema. No puede viajar en el tiempo para tomar la temperatura, humedad, presión y vientos de la época ordovícica. Pero por suerte quedan restos fósiles de aquellos antiguos tiempos. Entre ellos, los conodontes, especie de dientes de animales marinos antiguos. Con los conodontes puede saber la edad de las rocas asociadas a ellos, los cuales están dispersos por buena parte del mundo, gracias a la deriva continental que los movió. Con este modelo podrá reconstruir los antiguos ambientes, su ecología y el desarrollo evolutivo de estos animales marinos.
El problema de Mario Guido, químico, es ético. Su intención es conocer el reloj interno que tiene el cerebro de las personas. Claro que experimentar con personas no está bien visto, entonces utiliza un modelo. Esta vez se trata de pollos modificados genéticamente para que sean ciegos. Busca caracterizar a las células fotosensibles de la retina del ojo que no sirven para ver pero que sí le envían información al cerebro sobre intensidad, duración y contraste de la luz. Con esos datos el cerebro puede acomodar ritmos biológicos, la regulación del sueño y la producción de melatonina, una hormona nocturna. En definitiva, participan en la “puesta en hora” del organismo.
Estas mismas células las posee el hombre. Incluso hay seres humanos que tienen el mismo tipo de ceguera que los pollos por lo que, en definitiva, sus hallazgos servirán para que la investigación clínica en humanos desarrolle terapias que podrían devolverle la vista a personas ciegas. Otro modelo para estudiar en forma indirecta la realidad.

¿Qué son las becas Guggenheim? Son una de las más importantes becas de la ciencia que se otorgan a investigadores de EE.UU. y de América latina. Las da una fundación creada por un senador de los EE.UU. El promedio es de 35 mil dólares por beca. En Córdoba, sólo dos científicos la habían obtenido antes: Ranwel Caputto y Alfredo Cáceres. Prometo hablar de ellos dos en la próxima entrada, o desfile.

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